Relato de una joda fallida

Martes, a mitad de la clase de historia (ese fragmento que no fue "clase" propiamente dicha sino copiar un cuadro en el pizarrón) ya empezamos a planificar lo del viernes. Porque si no empezamos a pensar de antes, después empieza la desesperación del "¿quién nos lleva?". Ese es el problema con Cronos, quién nos lleva. En Santa es quién nos trae. ¿Nunca vamos a ir a algún lado sin problemas? Interrogante que no voy a responder ahora, no sólo porque no sé, sino porque estaba contando otra cosa, mierda.

Cuestión, día martes, todo organizado. Luci pasa por mi casa, vamos a lo de Macarena, donde va a estar Bar y nos pasa a buscar Niki. Vamos, y a la vuelta nos trae Cami (que es Macarena, para los que no sepan). Todos los detalles cubiertos, quién duerme con quién, quién lleva plata, quién lleva puchos y de dónde sacamos el escabio. Hasta la ropa, todo lo necesario para una noche de descontrol.

Vale aclarar que Pinchina no va porque tiene una fiesta privada, también en el centro. Sorry (?)
Bueno, eso. Tanto arreglo, tanta escritura en el blog y tanto madre querida dejame ir para que:
- A Camila no la dejan
- Nikitasa está enferma.

Ya no se puede ser organizado en estos días. Pero bueno, nos sirve para crear un patrón de comportamiento de nuestra suerte, el cual nos dice que ES FIJA: Si la planeamos con más de 10 horas de anticipación, no nos sale.

A ver, vamos a la Secundaria. Trabajos sin terminar; recreos enteros estudiando; orales remados con voluntad, buena onda y un curso intensivo de chamuyo; novios inventados para sacarnos flacos pesados de encima; te juro que fue la única vez; etc, etc, etc.
En conclusión: somos maestras en el arte de la improvisación, pero no nos pidan más porque no podemos, no nos sale.

No es tanto nuestra culpa igual, dependemos en un 20% de nuestro estado de salud, de que no haya compromisos previos, del estado económico, de que haya joda en sí, etc. Y el otro 80% depende del humor de nuestros padres.

Llega un momento que me rompe sobremanera tener 16 años.